Taller de la Consciencia Unitaria — Módulo 8: Sanación

Aceptación desde el Ser

El proceso de sanación comienza, como todo, por la mente. Recordemos que el cuerpo es la criatura de la mente. En nuestra investigación nos hemos dado cuenta de que el cuerpo y la mente comparten las mismas características impermanentes, son los medios por los cuales experimentamos la realidad. La mente sin embargo rige sobre el cuerpo, porque es la que altera y modifica los comportamientos a través del espacio.

“La sanación es un proceso de aceptación, perdón y, si es posible, restitución“.

Ra.- 26.30

Cuando hablamos de sanación entonces, nos referimos al alivio de los patrones mentales que producen distorsiones indeseadas. Estos patrones son procesos inconscientes a los cuales no les hemos dado la atención, aceptación, y liberación debida. De alguna u otra manera, nuestra identidad sigue atrapada en una forma-pensamiento que nos genera disonancia.

El poder del Yo Soy es imprescindible para generar el ambiente necesario que permite la sanación, es el reconocimiento de que, sin importar cuál sea el tumulto mental que se presenta en la introspección y análisis de nuestros comportamientos, la perfección del ser es nuestra naturaleza primigenia. Descansando en esta verdad, la aceptación se abre para permitir que todo fluya sin el impedimento de nuestros patrones antiguos.

Una de las distorsiones primarias de la Ley del Uno es la de la sanación. La sanación ocurre cuando un complejo mente/cuerpo/espíritu concibe, en la profundidad de su ser, la Ley del Uno; que es, que no hay desarmonía, ni imperfección; que todo está completo, y lleno, y perfecto. Así, la infinidad inteligente dentro de este complejo mente/cuerpo/espíritu reforma la ilusión de cuerpo, mente o espíritu a una forma congruente con la Ley del Uno.

Ra 4.20

Esta concepción de la Ley del Uno es un producto inherente de reconocer y residir en la consciencia unitaria, que es la base de nuestro ser, entendiendo a través de experiencia directa que todo está bien, que no existe imperfección. Este reconocimiento constante comienza a disipar cualquier creencia mental que tengamos sobre lo que nos afecta, a un nivel mental o físico.

Es muy conocido que cuando entramos en el camino espiritual el karma comienza a bullir, emergiendo de nuestra mente inconsciente. ¿Por qué pasa esto? Es bastante fácil de hecho entender, en este modelo, cómo pasa este surgimiento de karma.

El camino espiritual es uno de luz, luz de la consciencia que de una u otra manera se va ampliando. En términos prácticos, la cualidad misma de la consciencia que es conocimiento, un saber axiomático, empieza a expandir su alcance y eso quiere decir que lo que antes estaba en la oscuridad (ignorancia) ahora es iluminado por el saber. Nuestros procesos inconscientes entonces se hacen visibles y eso es lo que llamamos karma.

Esos procesos inconscientes generalmente son la causa de nuestro sufrimiento, las marañas de pensamientos que generan las emociones y reacciones a las que estamos acostumbrados, y con las cuales nos identificamos. Por eso es que inicialmente puede ser muy retador enfrentar el karma que surge, porque nos estamos enfrentando con nuestras sombras, procesos mentales que habían estado ejecutándose en automático y que nos definían por falta de reconocer nuestra verdadera identidad.

Es importante empezar a reconocer estos mecanismos dentro de nosotros mismos para poder crear consciencia en ellos. Una vez más la meditación se postula como el medio por el cual examinamos nuestro ser, estableciéndonos en la identidad misma del ser para permitirle rienda suelta a los procesos mentales. Residiendo entonces en la consciencia pura, convirtiéndonos en el observador, la luz de la verdad brilla sobre la actividad mental, y con esa luz se abre el discernimiento de los pensamientos como historias, personajes, juicios, inclinaciones, voces y visiones.

Este es el momento en que el ciclo de la auto-indagación se ejecuta para que la verdad absoluta se anteponga y anule la falsa identificación. No soy la mente, soy lo que observa la mente y no comparto las limitaciones de su actividad, de ese modo no me involucro con la narrativa, y sin embargo no rechazo los procesos mentales porque mi naturaleza es completa permisibilidad de los eventos que ocurren en mí.

En el contexto de trabajar en las disciplinas de la personalidad, para ser más eficiente en la aceptación central del yo, primero es muy necesario conocer las distorsiones del yo que la entidad está aceptando. Cada pensamiento y acción debe entonces ser escudriñado en busca de la base precisa de las distorsiones de cualquier reacción. Este proceso conducirá a la tarea más central de la aceptación. Sin embargo, el arquitrabe debe estar en su lugar antes de construir la estructura.

Ra 82.3

El arquitrabe se refiere al molde o la base de donde se va a construir, esta es la primera disciplina de la personalidad: conócete. En este reconocimiento, establecidos en la verdadera identidad de nuestro ser, se crea el terreno propicio para el segundo paso de las disciplinas de la personalidad: acéptate. No podemos aceptarnos desde la mente porque esto sería crear una forma mental, limitada por naturaleza, que engendra una actitud polarizada o prejuiciosa, por eso la aceptación no es un proceso mental, sino uno consciente.

Para reestructurar lo que Ra nos sugiere arriba, el fundamento debe estar establecido primero, eso es lo que hacemos cuando nos establecemos en la consciencia pura, el modo observador que no tiene preferencia o prejuicio. Segundo, permitimos que los pensamientos y acciones sean escudriñados por la luz de la consciencia, una vez más, sin prejuicios o expectativas, esto revela lo que Ra llama la base precisa de las distorsiones de cualquier reacción, donde en práctica estamos viendo los componentes mentales que crean nuestras reacciones y juicios sobre nosotros mismos y otros, así como sobre cualquier situación. Y esto conlleva al objetivo central de la aceptación, produciendo liberación y sanación.

La segunda disciplina mental consiste en la aceptación de la completitud en el interior de la consciencia. […] Cada aceptación mitiga parte de las numerosas distorsiones que engendra la facultad que denominas juicio.

Ra 5.2

En esta respuesta que Ra da sobre sanación, y quizá la más amplia que dieron sobre el tema, se explican múltiples aspectos de las disciplinas mentales. Aquí me interesa resaltar cómo Ra explica la cualidad inherente de aceptación que es la consciencia, y que el resultado de la aceptación mitiga o alivia las distorsiones generadas por el juicio. Nuestras emociones son el resultado de estas distorsiones que están juzgando erróneamente la realidad, son alarmas en el sistema nervioso holístico que nos señalan que nuestro juicio sobre la realidad, sea lo que sea que estemos juzgando, es incorrecto y carece de amor.

Este amor es la sensación natural que sentimos cuando apreciamos cualquier pensamiento o acción sin juicio, sin expectativa, sin deseo de controlar o cambiar lo que es. Por eso decimos que el amor incondicional es lo que se genera en este despertar de consciencia, la apertura del corazón. De hecho, es apropiado sustituir la palabra aceptación en este contexto, por amor, de modo que pudiéramos decir: conócete, ámate, conviértete en el Creador.

Meditación: Aceptando sin rechazar ni aferrarse

Scroll to Top